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ESTE CONTENIDO ES UNA TRANSCRIPCIÓN DEL CAPITULO I DEL LIBRO "HISTORIA MÍNIMA DE CAMPECHE" Colección "Lic. Pablo García" Publicado por el Gobierno del Estado de Campeche en su segunda edición del 1999. La revisión y actualización de este libro estuvo a cargo de: Lic. José Manuel Alcocer Bernés, Arqlogo. Antonio Benavides Castillo y Lic. Gaspar Cahuich Ramírez.


La historia Mínima de Campeche es un texto divido en varias etapas, y escrito por especialista de cada tema: El primer capítulo, Antecedentes Generales y Campeche, estuvo a cargo del Arq. Agustín Peña Castillo; Descubrimiento y Conquista, la Lic. Jaqueline Leal Sosa; Siglo XVII, la mtra. Teresa Ramayo Lanz; Siglo XVIII, fue escrito por el Arq. Luis Millet Cámara; Siglo XIX. Fue redactado por un grupo de investigadores como Iván Francisco Cáceres, Blanca Gonzáles padilla y Graciela García Gonzáles; y el último tema: siglo XX, por Alejandro Gómez Gómez. Como vemos, fue un esfuerzo donde se conjuntaron diferentes plumas, encaminadas a un objetivo: La historia Mínima de Campeche.

 

Capítulo I.


Antecedentes Generales
El medio ambiente en el área maya
Los orígenes: El horizonte paleoindio (40,000 - 7,000 a.C)
El hombre arraiga en el suelo: el Horizonte Arcaico (7,000 - 2,500 a.C.)
Aldeas y agricultores: el Horizonte Preclásico (2,500 - 250 a.C.)

Campeche
El medio físico
Los primeros asentamientos
El máximo esplendor: el Horizonte Clásico (250 a.C.-1000 d.C.)
El Clásico Temprano (250-600 d.C.)
Clásico Tardío (600-1000 d.C.)
El nuevo orden: el Horizonte Postclásico (1000-1517 d.C.)

 

 

 


 

 

 

El medio ambiente en el área maya

La región en la que se desarrolló la civilización maya abarcó los actuales estados de Yucatán, Campeche, Quintana Roo, Tabasco y la mitad oriental de Chiapas, en la República Mexicana; además de Guatemala, Belice, El Salvador y la sección occidental de la República de Honduras, ocupando una superficie un poco mayor de 325,000 Km.

Dese el punto de vista natural podemos dividir esta superficie en tres regiones:

A) El área maya del sur o las tierras altas comprende las cadenas montañosas y las mesetas intermedias de Chiapas, Guatemala y Honduras. Las máximas elevaciones alcanzan los 4,000 m. El clima es templado en verano, frío y seco en invierno, y la temporada de lluvias se prolonga desde mayo hasta noviembre.

La vegetación comprende bosques de coníferas y pastos en las serranías; la fauna está compuesta, entre otras especies animales, por el jaguar, el ocelote, el puma, el venado, el conejo y numerosas aves, entre las que destaca el quetzal. Dos sistemas fluviales encontramos en esta región: el del Río Motagua, que nace en Guatemala y desemboca en el Golfo de Honduras, y el del Río Usumacinta, que forma la frontera entre Guatemala y México y que desemboca en el Golfo de México. Las montañas poseen abundantes minerales como la jadeíta, pirita de hierro, hematitas y cinabrio, los cuales fueron ampliamente utilizados en la época prehispánica.

B) E1 área central o las tierras bajas del sur comprende El Petén, al norte de Guatemala, la parte sureste de Tabasco, el sur de Campeche y Quintana Roo, además de Belice y el occidente de Honduras. La altura media s.n.m. en El Petén es de 150 m, mientras que las cadenas de colinas que se encuentran en algunas partes no superan los 300 m s.n.m. Es atravesada por numerosos ríos: el Usumacinta y sus afluentes, el Grijalva, el Candelaria, el Hondo y el Motagua; además de contar con múltiples lagos y lagunas; la más grande de ellas es la Petén Itzá.El clima tropical húmedo causa que gran parte del área esté cubierta por selva alta con predominio de caoba, cedro, chicozapote, Ceiba y ramón, entre otros.

Esta zona, a su vez, presenta un mayor número de especies animales que las tierras altas: abunda el jaguar, el venado, el puerco de monte y múltiples mamíferos pequeños; encontramos aves como loros, tucanes y pavo de monte; reptiles como la serpiente de cascabel, la nauyaca o cuatro narices y la coralillo; también hay gran cantidad de insectos.

C) El área norte o las tierras bajas del norte comprende los estados de Yucatán, Campeche y Quintana Roo.

A medida que se avanza hacia el norte, la selva del Petén se convierte gradualmente en monte bajo y denso. La precipitación pluvial es escasa, y debido a la textura porosa del suelo, el agua se filtra, evitando la formación de ríos y lagunas. Las corrientes subterráneas erosionan la roca y forman cavidades internas que, a medida que se derrumba su parte superior, dan lugar a lo que conocemos como senotes.

Los únicos ríos que se localizan en la península son el Champotón y el Hondo.

La permeabilidad del suelo limita grandemente la formación de capas fértiles, aflorando frecuentemente, sobre todo en el norte, la roca que disminuye las posibilidades de cultivo.

La fauna es menos variada y abundante que en el sur. Se localizan algunos felinos, venados, puerco de monte, aves y reptiles

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Los orígenes: El horizonte paleoindio (40,000 - 7,000 a.C)

Hace aproximadamente 40 mil años, durante el último gran periodo de trío o la glaciación Wisconsin, debido al descenso del nivel de los mares, se formó una vía de comunicación entre Asia y el norte de nuestro continente. Fue a través de este gran puente intercontinental, al cual llamaremos "Beringia", que diversos grupos humanos llegaron, sin saberlo, a las tierras americanas. Probablemente ello sucedió siguiendo a las manadas de animales.

Aquellos individuos estaban organizados en pequeñas bandas de 8 a 10 miembros, y poseían un nivel tecnológico que les permitía cazar y aprovechar diversos animales. Las pieles eran utilizadas para cubrirse y la carne para su alimentación. Aunque la mayoría de las herramientas eran de piedra (raederas, punzones y machacadores), debieron elaborar algunos instrumentos de otros materiales como el hueso y la madera. Ya conocían el fuego, que les servía como fuente de calor y para cocer la carne.

Estas migraciones asiáticas fueron la base del poblamiento de América y, aunque existen evidencias de contactos a través del Océano Pacífico, cabe aclarar que éstos fueron muy tardíos y no tuvieron una trascendencia decisiva dentro del proceso de desarrollo americano.

continente, debido a que esta parte del territorio continental estaba cubierta casi totalmente por una capa de hielo de varios cientos de metros de espesor; pero a medida que se alejaban hacia las tierras sureñas, el clima se hacía menos riguroso, permitiendo mayor movilidad a estas bandas.

Alrededor del 24,000 a. C., ya se encontraban en la parte central del territorio, que ahora corresponde a la República Mexicana. En Tlapacoya, en la falda de un cerro y a la orilla de un lago seco, fueron encontrados restos humanos y herramientas de piedra (raspadores y navajas), además de antiguos hogares que atestiguan la presencia humana de una manera indudable.

Posteriormente, el avance hacia el sur se realizó de manera más rápida; unos 4,000 años después (hacia el 20,000 a. C.), ya se encontraban en las tierras altas de lo que hoy es Perú.

Las condiciones de trópico húmedo imperantes en la mayor parte del sureste de México y Centroamérica, han imposibilitado identificar restos de actividad humana pertenecientes al Horizonte Paleoindio. Las altas temperaturas y la humedad, así como la acidez del suelo tropical, han destruido los restos de materiales orgánicos (como madera, hueso, textiles, etc.) que nos pudieran indicar la presencia de esos primeros grupos.

Aunque no poseemos pruebas directas tan antiguas de la presencia del hombre en el sureste de México, ni en Centroamérica, debió pasar por esta región, de acuerdo con nuestros datos, entre 24 y 20 mil años a. C.

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El hombre arraiga en el suelo: el Horizonte Arcaico (7,000 - 2,500 a.C.)

Hacia el año 7,000 a. C., aproximadamente, las condiciones ambientales sufrieron un cambio importante. La glaciación Wisconsin había terminado; la temperatura del planeta comenzó a subir, haciendo retroceder las grandes masas de hielo hacia los polos; el nivel de los mares subió de manera considerable. Estos cambios trajeron consigo una transformación radical en la vegetación y nuevas especies empezaron a sustituir a las antiguas; la fauna, consecuentemente, empezó a cambiar. Las grandes presas como el mamut y el mastodonte desaparecieron y fueron reemplazadas por especies menores, conocidas en la actualidad.

Esta transformación de la naturaleza obligó a los seres humanos a ajustar sus actividades productivas alas nuevas condiciones. La ausencia de grandes presas empujó a las bandas de cazadores a recurrir a la recolección de frutas, raíces y semillas como un complemento importante de su dieta, e iniciaron la práctica de un seminomadismo estacional. Por temporadas muy cortas se asentaban en lugares abundantes en recursos de recolección, hasta agotarlos, para luego trasladarse a un nuevo sitio. Solían seguir un itinerario fijo anual, de acuerdo con los ciclos de germinación de las diversas especies vegetales. En ciertas temporadas de abundancia el número de integrantes de la banda podía aumentar, pero al escasear el alimento se disgregaban en pequeños grupos para poder subsistir. Podemos calificar a este horizonte como de cazadores recolectores generalizados.

En el sureste de México y Centroamérica, las comunidades más antiguas que conocemos datan de 9,400 años a. C., es decir, de la parte terminal del Horizonte Paleoindio, perteneciente más bien a un periodo de transición hacia el Arcaico. La mayor parte de estas evidencias corresponde a las tierras altas de Chiapas y Guatemala.

La cueva de Santa Marta, ubicada en la depresión central de Chiapas, es el sitio Arcaico más intensamente explorado. Se han podido detectar fases de ocupación que abarcan un lapso que va del 7,400 al 1,000 a. C.

En el norte de la Península de Yucatán, la Cueva de Loltún presenta un nivel muy antiguo, en el cual se han encontrado restos de animales ahora extinguidos, y su asociación con actividades humanas aún no está plenamente confirmada. Estos hallazgos corresponden al Horizonte Arqueolítico (35,000 a 14,000 a. C.)

Una ocupación ligeramente más tardía, aunque dentro del Arcaico, se presenta cerca de la costa de Chiapas, en el sitio denominado Chantuto, en donde las bandas se adaptaron a la explotación de un medio marino. Esas evidencias corresponden al Cenolítico superior (9,000 a 7,000 antes del presente).

De esa manera, los habitantes de los sitios mencionados poseyeron herramientas de piedra como navajas que les servían para cortar; raederas y raspadores, para limpiar las pieles; punzones, para perforarlas y luego unirlas atándolas; martillos o percutores, para tallar otras herramientas; manos y piedras de moler, para transformar las semillas en harina. Colocaban puntas de piedra en el extremo de las lanzas para cazar y pescar en arroyos y ríos; aprovechaban los abrigos rocosos y las cuevas para refugiarse, aunque en sus campamentos al aire libre construían sencillas chozas de troncos y palmas para abrigarse de la intemperie.

Las evidencias que poseemos, hasta el momento, nos indican la existencia de asentamiento de bandas en el Horizonte Arcaico, en campamentos de tierras altas, en tierras bajas semiáridas y en las costas. Su ausencia en las tierras bajas tropicales puede atribuirse a que el nivel tecnológico no les permitía enfrentarse exitosamente a las densas selvas del Petén guatemalteco y del sur de Campeche, por lo que estas regiones pudieron permanecer prácticamente deshabitadas durante esa época.

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Aldeas y agricultores: el Horizonte Preclásico (2,500 - 250 a.C.)

El Preclásico Inferior. El sistema de vida basado en la caza y la recolección trashumante constituyó un adelanto respecto a la anterior forma de vida, donde la única actividad era la cacería; aunque impuso serias limitaciones para el desarrollo de los grupos humanos. La posibilidad de subsistencia dependía de lo que la naturaleza ofreciera espontáneamente, los frutos y raíces o los animales para la cace ría. La presencia de ciertos recursos disponibles en una región determinada imponía a la banda un límite en su crecimiento demográfico, pues la sobre explotación de dichos recursos llevaría irremediablemente a su desaparición. Además, el continuo movimiento que imponía esta forma de vida limitaba la elaboración de objetos con materiales relativamente frágiles, lo cual condicionó su uso a lo mínimo indispensable.

Esta forma de vida sufrió una radical transformación durante el tercer milenio a. C., cuando los grupos humanos se volvieron sedentarios y empezaron a manejar una agricultura incipiente e inventaron la cerámica. Estos tres hechos pusieron al hombre en el camino del dominio de la naturaleza, en el camino de la civilización.

El sedentarismo, es decir, el establecimiento permanente de los grupos en un sitio, únicamente pudo darse cuando existió (a seguridad de conseguir alimento suficiente en una región o lugar determinado. Esta posibilidad solamente la pudo brindar la agricultura, que no es otra cosa que la repetición controlada de los procesos naturales de germinación de las plantas. El aprendizaje requerido para llegar a este control fue largo, seguramente de varios cientos de años, durante los cuales los recolectores, en su cotidiano manejo de semillas y raíces, pudieron observar y aislar en su mente, paulatinamente, las diferentes fases que seguía el desarrollo vegetal.

Las evidencias más antiguas de agricultura, en Mesoamérica, proceden de Tamaulipas, en la Fase Ocampo (5,000 - 3,000 a. C.), donde se han localizado semillas de calabaza y de fríjol; de manera similar, el Valle de Tehuacan, en su Fase Abejas (3,400 - 2,300 a. C.), presenta una evidencia definitiva de agricultura; mientras que en el sureste de México parecen existir agricultores incipientes desde 2,500 a. C.

Hay que tener presente que la importancia de la agricultura en la vida de las comunidades en sus primeras etapas fue muy pequeña, ya que los niveles productivos eran mínimos. Solamente después de muchas generaciones, las variedades silvestres pudieron ser mejoradas. La mayor productividad permitió entonces que la caza y la recolección ocuparan un lugar secundario en la dieta de las comunidades. Para el fin del segundo milenio antes de nuestra era, la agricultura ya se había generalizado a Mesoamérica.

Quizá la consecuencia más importante, derivada de la agricultura, fue la posibilidad de producir más de lo que se consumía. A diferencia de la recolección y de la caza (que son actividades muy inseguras desde el punto de vista cuantitativo), la producción agrícola, a medida que aumentaba el dominio de la técnica, posibilitó altos niveles productivos y trajo como consecuencia directa un aumento en la población y en la existencia de personas dedicadas a actividades no directamente productivas, alimentadas con los excedentes. De esta manera surgieron grupos de individuos que paulatinamente se especializaron en la producción de diversos artículos, servicios, o en aspectos relacionados con el ceremonial religioso. Así, la comunidad igualitaria de las bandas fue superada y cedió su lugar a una jerarquización de los miembros de la comunidad, de acuerdo con la posición de cada uno dentro del proceso productivo y, por lo tanto, con la posibilidad de beneficiarse del excedente producido. En otras palabras, surgió la estratificación social.

Otro notable avance logrado durante la parte final del Arcaico y concretado en el Preclásico Inferior fue la invención de la cerámica. Fabricadas a partir de arcilla, las formas que podían adquirir los objetos de barro eran prácticamente infinitas, y únicamente dependían de la habilidad del artesano. Este invento permitió aumentar y diversificar el utillaje doméstico. Además, se desarrolló una serie de modelos utilizados para fines ceremoniales o para satisfacer las necesidades las clases altas. De este material se fabricaron adornos, instrumentos musicales, vasijas, figuras antropomorfas, animales, malacates, etc. Sin embargo, la utilidad de la cerámica sólo pudo manifestarse cuando el sedentarismo se hizo presente, ya que los objetos de barro, relativamente frágiles, no eran prácticos en condiciones de continua movilidad.

Para el hombre, la consecuencia más importante que trajo consigo la adopción de la agricultura y el sedentarismo fue, quizá, la posibilidad de disponer de tiempo libre. El ciclo agrícola tenía periodos entre la siembra y la cosecha, en los cuales el cultivador únicamente requería vigilar la milpa de los animales depredadores. Esto le permitió dedicarse, por primera vez en su historia, a otras actividades no necesariamente vinculadas de una manera directa con la consecución de alimentos, es decir, tuvo tiempo de pensar y meditar. Es así como los fenómenos naturales, y en general el ambiente, comenzaron a ser racionalizados de una manera más o menos sistemática. Ello dio lugar al surgimiento de una cosmogonía y una mitología que más adelante se convertirían en religiones formales. El tiempo libre estimuló también la creación artística, que permitió desarrollar estilos y manufacturas más complejas.

Todo este proceso de transformación se suscitó probablemente en el periodo comprendido entre 3,000 y 2,500 a. C., fecha, esta última, en la cual ya encontramos en el sureste de México evidencia clara de pequeñas aldeas o villas de agricultores, que conocieron la cerámica y comenzaron a estructurarse en una sociedad no igualitaria.

El asentamiento más antiguo registrado con estas características se encontró en el norte de Belice, en el sitio denominado Cuello. En este lugar se localizaron restos de una comunidad aldeana, en cuyo nivel más antiguo se pudo identificar una pequeña y baja plataforma circular totalmente revestida de estuco. En su parte superior presenta varias perforaciones que contuvieron postes (hoy desaparecidos) que sostuvieron una estructura de palma y madera. Esta plataforma fue remodelada varias veces. Al frente del inmueble se excavaron varios huecos para contener fogones alineados, y junto a ellos se encontraron vasijas de cerámica. Posteriormente, se edificó un grupo de plataformas que conformaron una pequeña plaza.

La cerámica fabricada por estos aldeanos es la más temprana conocida en Mesoamérica. Consiste en jarras, cuencos y platos pintados en color rojo, y algunos decorados con incisiones bajo el borde con motivos geométricos y curvilíneos. También se utilizó la técnica decorativa mediante el raspado de los adornos.

A pesar de la fecha que tenemos para este material (2,500 a. C.) las características que presenta no son las de una cerámica primitiva o "experimental", sino que puede apreciarse un cierto dominio técnico, lo que nos hace suponer que aún no encontramos la cerámica más temprana.

Si comparamos el material de Cuello con el de otras tradiciones alfareras, en nuestro país, veremos que hay una gran diferencia. En el Valle de Tehuacan, en Puebla, se ha reportado cerámica en la Fase Purrón (2,300 a. C.) y en el estado de Guerrero, en Puerto Marqués, se identificó otra llamada "pox", con una fecha de 2,400 a. C. Estos tiestos reúnen características realmente primitivas, y evidencian una derivación inmediata a partir de vasijas fabricadas en piedra.

En cambio, la cerámica de Cuello presenta un amplio rango de formas y técnicas decorativas, y no se manifiesta ninguna relación con ellas.

Se ha planteado la posibilidad de que este material haya derivado de una tradición cerámica sudamericana aparecida casi mil años antes.

En efecto, en el sitio de Valdivia, en Ecuador, se ha reportado una cerámica que data de 3,200 a. C., aproximadamente; y en Puerto Hormiga, Colombia, un material dentro de la misma tradición está fechado en 3,090 a. C. Es posible que la cerámica beliceña tenga ahí su origen.

La existencia de diversos enterramientos humanos en la aldea de Cuello nos indica la preocupación en el más allá, y las ofrendas asociarlas a algunos de ellos parecen sugerir cierta diferenciación entre los miembros de la comunidad. El más temprano de estos enterramientos se encuentra bajo un piso de estuco, a un lado de las plataformas. Contiene los restos de un individuo adulto joven, de sexo femenino, colocado en forma flexionada. El cráneo fue sometido a deformación y se encontraron como ofrenda dos vasijas de cerámica, una de ellas sobre la cabeza, además de cuentas de concha.

Un poco más tardíamente, hacia el año 2,000 a. C., aparecieron en el sureste de México otras tradiciones cerámicas, representativas de comunidades aldeanas con agricultura incipiente. Se trata de la Fase Barra, en la costa de Chiapas, a partir de (a cual se desarrolló después la Fase Ocós, que posteriormente se extendió hacia las tierras altas mayas.

El Preclásico Medio. El periodo comprendido entre los años 1,500 y 400 a. C. se puede caracterizar por un crecimiento paulatino de las comunidades dentro del marco socio-económico alcanzado durante el Preclásico Interior. Es decir, que las aldeas y villas, al mejorar las técnicas agrícolas, incrementaron el proceso de diferenciación entre las clases sociales.

Este panorama, generalizado en Mesoamérica, tuvo como excepción la planicie costera del sur de Veracruz y del norte de Tabasco, en donde algunas aldeas, por circunstancias no del todo explicadas, crecieron de una manera acelerada y dieron origen a la primera civilización mesoamericana. Esta civilización, conocida como olmeca, ejerció una influencia definitiva en el desarrollo de Mesoamérica.

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Medio Físico

El estado de Campeche, con una extensión total de 56,858.84 Km., es una de las tres entidades que conforman la Península de Yucatán. Su división política está integrada por once municipios los cuales son: Calakmul, Calkiní, Campeche, Candelaria, Carmen, Champotón, Escárcega, Hecelchakán, Hopelchén, Palizada y Tenabo; su población total es aproximadamente de 642,516 habitantes. Desde el punto de vista físico, Campeche se encuentra en una posición de transición entre la selva tropical del Petén guatemalteco y la selva baja caducifolia del extremo norte de la península. Para los fines del presente estudio hemos dividido el área total del Estado en tres grandes zonas: norte, suroeste y sureste.

Zona Norte. Comprende el extremo septentrional del Estado. Su límite sur sería una línea imaginaria que pasa por Seybaplaya, Edzná e Iturbide; sus límites oriente y norte, el estado de Yucatán y el lindero poniente, el Golfo de México. La zona norte llegó a poseer, como vegetación primaria, una selva mediana caducilia; aunque en la actualidad sólo encontramos algunas manchas residuales, ya que prácticamente ha desaparecido por los campos de henequén y el desarrollo urbano. La fauna, que originalmente era menos variada y que se componía casi exclusivamente de mamíferos menores, además de algunos felinos y reptiles e insectos y aves como el pavo de monte, ha sido casi extinguida ante el avance del hombre y la desaparición del ambiente natural.

La zona norte comprende los municipios de Champotón, Tenabo, Hecelchakán, Calkiní y Hopelchén

Existe una franja costera en el extremo noroeste que posee un cama semiárido, con vegetación xerofítica, y que en algún tiempo ofreció recursos salineros.

Zona suroeste. Incluye básicamente los municipios de Palizada, Carmen, Candelaria y Escárcega. Geológicamente está conformada por calizas que datan del Pleistoceno Reciente, de carácter marino v costero aluvial La flora corresponde a una selva alta perennifolia con árboles como el kanxaan o sombrerete (Terminalia amazonia), el mahats o maca blanca (Quararibea guatemalteca), el cedro (Cedrela odorata), fa caoba (Swietenia macrophylla) y también abundan los bejucos. La fauna básicamente es la misma que en la zona sureste; Koeppen clasifica el clima como tropical con lluvias todo el año.

Todos los ríos, excepto el Champotón, y lagunas que posee Campeche se concentran en esta zona: Palizada, Chumpán, Candelaria, Mamantel, que desembocan en la Laguna de Términos; además del Río San Pedro, que es un brazo del Usumacinta y que desemboca en el Golfo de México.

Zona sureste. Por el sur colinda con Guatemala; por el este, hasta Quintana Roo; por el oeste, aproximadamente hasta el municipio de Escárcega; y por el norte, hasta una línea imaginaria que une los poblados de Iturbide, Tixmucuy y Seybaplaya. Comprende el municipio de Calakmul, la parte sur de Hopelchén y el oriente de Escárcela. Desde PI punto de vista geológico corresponde a rocas calizas de origen marino que datan del Mioceno. La flora corresponde a una selva tropical mediana o alta subperennifolia, con abundancia de árboles de zapote, ramón y caoba, entre otras variedades. La fauna es muy abundante e incluye venado, puerco de monte o pecarí, diversas especies de felinos como jaguar, puma y ocelote. También hay múltiples mamíferos menores, como el armadillo, y aves, como el cavo de monte. el faisán v el tucán.

Asimismo, son muy comunes las serpientes, como la cascabel, la nauya o cuatro narices y la coralillo.

El clima de esta zona es tropical lluvioso, con precipitaciones monzópicas en verano, mientras que en su parte central varía hacia un clima tropical lluvioso de sabana.

Relieve. Campeche forma parte de la gran laja caliza que es la Península de Yucatán; constituye, en general, una planicie ligeramente ondulada con una suave inclinación que desciende de sur a norte, aunque vista en detalle se encuentra dividida en dos partes.

Al sur sobresale la meseta de Zoh Laguna, que se eleva unos 300 m s.n.m. y desciende al este y al oeste por medio de bruscos escalones. Hacia el sur se une con la planicie del Petén, que es una zona de ondulaciones o bajas colinas, entre las que se encuentran grandes bajos o akanchés. Estas bajas colinas se prolongan por Escárcega hasta la costa y entre la ciudad de Campeche y Seybaplaya.

La elevación mayor del norte de la península es la llamada "sierrita", que constituye un declive brusco entre los lomeríos campechanos y las planicies bajas de Yucatán. Tiene alturas que van de los 100 a los 170 m, pero en Bolonchén ticul alcanza hasta 250 m.

Esta cadena de colinas forma una "V" con el vértice hacia el norte, muy cerca de! pueblo de Muna, Yucatán. Un brazo se dirige al suroeste y va perdiendo altura hasta terminar en la costa al suroeste de la ciudad de Campeche, en las alturas de Lerma. El otro brazo es la llamada "sierrita de Ticul", que se dirige hacia el pueblo de Azul, en donde se divide en dos y se pierde en Quintana Roo.

El estado de Campeche, con una extensión total de 56,858.84 Km., es una de las tres entidades que conforman la Península de Yucatán. Su división política está integrada por once municipios los cuales son: Calakmul, Calkiní, Campeche, Candelaria, Carmen, Champotón, Escárcega, Hecelchakán, Hopelchén, Palizada y Tenabo; su población total es aproximadamente de 642,516 habitantes. Desde el punto de vista físico, Campeche se encuentra en una posición de transición entre la selva tropical del Petén guatemalteco y la selva baja caducifolia del extremo norte de la península. Para los fines del presente estudio hemos dividido el área total del Estado en tres grandes zonas: norte, suroeste y sureste.

Zona Norte. Comprende el extremo septentrional del Estado. Su límite sur sería una línea imaginaria que pasa por Seybaplaya, Edzná e Iturbide; sus límites oriente y norte, el estado de Yucatán y el lindero poniente, el Golfo de México. La zona norte llegó a poseer, como vegetación primaria, una selva mediana caducilia; aunque en la actualidad sólo encontramos algunas manchas residuales, ya que prácticamente ha desaparecido por los campos de henequén y el desarrollo urbano. La fauna, que originalmente era menos variada y que se componía casi exclusivamente de mamíferos menores, además de algunos felinos y reptiles e insectos y aves como el pavo de monte, ha sido casi extinguida ante el avance del hombre y la desaparición del ambiente natural.

La zona norte comprende los municipios de Champotón, Tenabo, Hecelchakán, Calkiní y Hopelchén

Existe una franja costera en el extremo noroeste que posee un cama semiárido, con vegetación xerofítica, y que en algún tiempo ofreció recursos salineros.

Zona suroeste. Incluye básicamente los municipios de Palizada, Carmen, Candelaria y Escárcega. Geológicamente está conformada por calizas que datan del Pleistoceno Reciente, de carácter marino v costero aluvial La flora corresponde a una selva alta perennifolia con árboles como el kanxaan o sombrerete (Terminalia amazonia), el mahats o maca blanca (Quararibea guatemalteca), el cedro (Cedrela odorata), fa caoba (Swietenia macrophylla) y también abundan los bejucos. La fauna básicamente es la misma que en la zona sureste; Koeppen clasifica el clima como tropical con lluvias todo el año.

Todos los ríos, excepto el Champotón, y lagunas que posee Campeche se concentran en esta zona: Palizada, Chumpán, Candelaria, Mamantel, que desembocan en la Laguna de Términos; además del Río San Pedro, que es un brazo del Usumacinta y que desemboca en el Golfo de México.

Zona sureste. Por el sur colinda con Guatemala; por el este, hasta Quintana Roo; por el oeste, aproximadamente hasta el municipio de Escárcega; y por el norte, hasta una línea imaginaria que une los poblados de Iturbide, Tixmucuy y Seybaplaya. Comprende el municipio de Calakmul, la parte sur de Hopelchén y el oriente de Escárcela. Desde PI punto de vista geológico corresponde a rocas calizas de origen marino que datan del Mioceno. La flora corresponde a una selva tropical mediana o alta subperennifolia, con abundancia de árboles de zapote, ramón y caoba, entre otras variedades. La fauna es muy abundante e incluye venado, puerco de monte o pecarí, diversas especies de felinos como jaguar, puma y ocelote. También hay múltiples mamíferos menores, como el armadillo, y aves, como el cavo de monte. el faisán v el tucán.

Asimismo, son muy comunes las serpientes, como la cascabel, la nauya o cuatro narices y la coralillo.

El clima de esta zona es tropical lluvioso, con precipitaciones monzópicas en verano, mientras que en su parte central varía hacia un clima tropical lluvioso de sabana.

Relieve.

Campeche forma parte de la gran laja caliza que es la Península de Yucatán; constituye, en general, una planicie ligeramente ondulada con una suave inclinación que desciende de sur a norte, aunque vista en detalle se encuentra dividida en dos partes.

Al sur sobresale la meseta de Zoh Laguna, que se eleva unos 300 m s.n.m. y desciende al este y al oeste por medio de bruscos escalones. Hacia el sur se une con la planicie del Petén, que es una zona de ondulaciones o bajas colinas, entre las que se encuentran grandes bajos o akanchés. Estas bajas colinas se prolongan por Escárcega hasta la costa y entre la ciudad de Campeche y Seybaplaya.

La elevación mayor del norte de la península es la llamada "sierrita", que constituye un declive brusco entre los lomeríos campechanos y las planicies bajas de Yucatán. Tiene alturas que van de los 100 a los 170 m, pero en Bolonchén ticul alcanza hasta 250 m.

Esta cadena de colinas forma una "V" con el vértice hacia el norte, muy cerca de! pueblo de Muna, Yucatán. Un brazo se dirige al suroeste y va perdiendo altura hasta terminar en la costa al suroeste de la ciudad de Campeche, en las alturas de Lerma. El otro brazo es la llamada "sierrita de Ticul", que se dirige hacia el pueblo de Azul, en donde se divide en dos y se pierde en Quintana Roo.

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Los Primeros Asentamientos

Los indicios más tempranos de ocupación humana, en Campeche, se remontan a fines del Preclásico Medio, hacia 550 a. C. Durante esa época, la región de las tierras bajas mayas experimentó diversos movimientos migratorios que llevaron de sur a norte a núcleos importantes de gente, quizá para colonizar regiones hasta ese momento vacías. Este movimiento seguramente tuvo como causa un crecimiento de la población que obligó a buscar nuevas tierras. Encontramos evidencias de ello en sitios como Becán, Edzná, Dzibilnocac, El Aguacates y Alimoche¡.

Becan. Hacia el año 600 a. C., llegaron a la región de Becán grupos de agricultores que utilizaban el sistema de roza - tumba - quema y que poseían una cerámica llamada Chicanel. Aunque esta migración debe haber abarcado todo el sur de Campeche, la evidencia que tenemos se circunscribe a Becán y sitios aledaños.

Se han encontrado bajas plataformas rectangulares y redondas, así como bases piramidales soportando plataformas simples, las cuales, a su vez, tenían superestructuras de un solo cuarto con muros en parte de mampostería o de piedra y con techos de material perecedero. Estas plataformas tenían escaleras remetidas, esquinas redondeadas y con frecuencia encontramos superficies pintadas de rojo; asimismo, patios pavimentados con estuco. Algunos de estos edificios formaron parte de plazuelas, mientras que otros parecen haber tenido funciones que van más allá de lo residencial.

La cerámica producida presenta una estrecha filiación con el asentamiento maya del sur, como Uaxactún y Tikal. Fueron hallados diversos tipos cerámicos que se identifican totalmente con los de aquellas ciudades y que presentan características de rojos pulidos, negros y cremas.

Toda la arquitectura correspondiente a este periodo se encuentra actualmente sepultada bajo edificios posteriores. Solamente las excavaciones arqueológicas han permitido conocerlas.

Dzibilnocac. Se ubica a unos 20 km al norte de Becán, en la región conocida como los Chenes y justo bajo la moderna población de Iturbide. Este sitio remonta sus orígenes hacia la parte final del Preclásico Medio (480 a. C.). En los niveles inferiores se encontró una cerámica muy relacionada con el tipo sureño conocido como Mamón de Uaxactún, perteneciente al Petén guatemalteco.

Los vestigios más tempranos se reducen a un piso de lodo, aunque para los últimos 300 años a. C. la ocupación comprendió prácticamente todo el sitio.

Se han localizado tanto plataformas habitacionales como algunas otras que sugieren utilidad ceremonial.

La cerámica nos indica que para esa época hubo contacto con diversos sitios del norte de la península, como Acanceh, Yaxuná, Maní y Dzibilchaltún, entre otros.;

Edzná. Es un sitio ubicado a unos 55 km al sureste de la ciudad de Campeche. El valle en el cual se encuentra asentado presenta restos de ocupación desde el 400 a. C., en la fase llamada Malecón, prácticamente ya dentro del Preclásico Tardío.

Se ha identificado originalmente una comunidad aldeana con un nivel demográfico muy bajo. Construyeron simples plataformas sobre las que se asentaban casas fabricadas de material perecedero. La cerámica que producían dista mucho de ser primitiva. Tenía una gran filiación con la del sur de las tierras bajas.

El análisis lítico de Edzná nos ha permitido identificar la existencia de una red de intercambios a larga distancia, ya que la fuente de origen de la obsidiana, en este periodo, se encuentra en San Martín Jilotepeque, en Guatemala. En esta red de intercambios se encontraría también Tikal, en Guatemala; Barton Ramie, en Belice y Dzibilnocac, en Campeche.

Para el año 250 a. C., la comunidad creció considerablemente; se han detectado pequeñas plataformas con superestructuras de material perecedero o con muros de piedra sin trabajar, unidas con lodo. Se construyeron además estructuras no residenciales hasta de 10 m de altura y 40 m de diámetro. La estructura 343 - 23 o el Anexo de los Cinco Pisos, presenta una fase temprana correspondiente a esta época.

El aumento demográfico se manifiesta en la amplitud de la presencia del material cerámico. El grupo conocido como "La Vieja" fue ocupado principalmente durante el Preclásico Tardío. De hecho, una amplia y larga calzada unía al complejo arquitectónico con los inmuebles monumentales del núcleo o sector sureste.

Para el final de la fase Malecón (100 a. C.) se inició la construcción de un enorme complejo hidráulico que tenía multitud de canales, de los cuales el más grande medía 12 km de longitud, además de diversos depósitos para agua. Por todo el sitio se encontraron montículos asociados a los elementos hidráulicos, con materiales correspondientes a esta época.

La obsidiana de ese tiempo procedía de dos sitios en Guatemala: San Martín ilotepeque y El Cayal.

El Preclásico Tardío fue, entonces, de gran dinamismo en Edzná. Además del gran aumento de población registrado, la comunidad se hizo más compleja. Surgió una clase diferente, capaz de dirigir grupos humanos en la construcción de obras públicas, así como controlar el comercio a larga distancia.

Existía una gran interacción con las tierras bajas del sur.

La costa. Los primeros asentamientos costeros de Campeche parecen ser el resultado de dos corrientes migratorias.

El suroeste fue ocupado por grupos procedentes directamente de las tierras bajas mayas del sur, mientras que en la costa norte los grupos procedían del interior de la península.

Los sitios más representativos de la costa sur son Aguacatal, Xicalango y Tixchel.

Los primeros habitantes de Aguacatal llegaron entre 300 y 100 a. C., y eran portadores de una cultura avanzada, con edificios templo y una cerámica tipo Chicanel. Existen múltiples sitios costeros con habitación, durante el Preclásico Tardío. Eran comunidades agrícolas, aunque parte de su subsistencia se basaba en la explotación de los recursos marinos.

Por otro lado, la mayoría de los sitios tempranos de la costa noroeste de Campeche fueron basureros y depósitos de concha. Eran comuni­dades de subsistencia. La extracción y comercialización de la sal fue la actividad principal de estos grupos, en los lugares donde fue posible su explotación. En esta parte de la costa, los asentamientos más importantes surgieron durante el periodo Clásico. En el Preclásico Tardío los asentamientos fueron mínimos.

Existen, desde luego, muchos otros sitios arqueológicos en Campeche que, sin duda, tuvieron sus inicios durante el Preclásico Medio y Superior, pero debido a la falta de exploración, nuestros conocimientos son escasos. Podríamos nombrar a Calakmul, Hormiguero y Río Bec, en el sur; El Tigre, en el suroeste; Dzibilnocac y Tabasqueño, en el centro, y )afina, en la costa norte.

Podemos visualizar el final del Preclásico Medio y el Tardío como periodos de una gran dinámica, en los cuales hubo un aumento general de las poblaciones, posiblemente con presiones demográficas que habían de catalizar la organización política y los enfrentamientos armados.

Eran comunidades portadoras de una agricultura extensiva e intensiva, así como poseedoras de una cerámica perteneciente a la esfera Chicanel. Sabemos que para esa época ya existía un sistema de comercio que permitía el intercambio de ciertos productos entre comunidades del sur y del norte.

Este esquema cultural, correspondiente al nivel aldeano y que se generalizó en todas las tierras bajas, pronto fue superado por algunas comunidades cuyos dirigentes lograron organizar al grupo para realizar obras públicas.

Así comenzaron a surgir, al final del Preclásico, sitios como Becán, Edzná, Dzibilnocac y Aguacatal, que en unos pocos siglos multiplicaron su control territorial para alcanzar niveles de civilización.

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El máximo esplendor: el Horizonte Clásico (250 a.C.-1000 d.C.)

Hacia el siglo III de nuestra era, la sociedad maya de las tierras bajas inició un periodo de grandes realizaciones en todos los aspectos de la cultura, y alcanzó altos niveles de excelencia en arquitectura, cerámica, astronomía, etc. A esta época, que termina en el siglo X, se le conoce como Horizonte Clásico v para su estudio se ha dividido en una fase tardía que se prolonga casta 1000 d. C.

Antes de hablar de la cultura clásica maya es necesario hacer algunos comentarios respecto a lo que debemos entender cuando hablamos de "lo maya". Existen dos significados posibles.

Por un lado, podemos referirnos con este término a los grupos que habitan la región y comparten una serie de rasgos físicos que los identifica. Este concepto es puramente biológico. En otro sentido, podemos considerar "lo maya" como un conjunto de rasgos culturales que se presentan en un periodo y un espacio determinados, formando lo que llamamos un complejo cultural.

Aunque en un momento dado pueden corresponder las dos definiciones, es decir, un grupo con características físicas mayas haya sido portador de una "cultura" maya, nosotros definiremos "lo maya" a partir de los restos materiales al referirnos a ellos.

La bóveda salediza o arco falso en los edificios, el complejo este al altar, la presencia de inscripciones jeroglíficas y un sistema de registro numérico por posición utilizando ampliamente el cero, son algunos elementos indicadores a partir de los cuales podremos reconocerlos.

Origen de la Civilización Maya. Por lo que sabemos hasta la fecha, los grupos que colonizaron las tierras bajas mayas fueron influidos de una manera indirecta por la cultura olmeca o de La Venta, considerada la primera civilización mesoamericana que se desarrolló en las planicies costeras del sur de Veracruz y de norte de Tabasco, entre los años 1,400 y 400 a. C.

Se le denomina "cultura madre" debido a la influencia que ejerció en todo el ámbito del sur de México y parte de Centroamérica.

Particularmente en Chiapas aportó diversos elementos culturales a grupos autóctonos, lo que dio lugar al surgimiento de un complejo cultural conocido como ¡zapa, nombre de su sitio de origen. Ahí encontramos estelas y altares con representaciones de clara influencia olmeca que, a la vez, constituyen un antecedente de los rasgos propiamente mayas. Es pues, la cultura de Izapa un puente que conecta a estas dos grandes tradiciones culturales.

A pesar de lo anterior, no podemos considerar esta herencia como único impulso para el surgimiento de la civilización maya, ya que no explica los mecanismos internos que provocaron la conformación de un complejo cultural, que rebasó por mucho los logros olmecas.

Se han planteado al respecto diversas hipótesis atribuyendo, por ejemplo, el surgimiento de la civilización al hecho de que algunos grupos ocuparon las regiones más fértiles o ricas en recursos, mientras que otros vivieron en territorios de difícil o casi imposible explotación. Esta situación colocó en ventaja a los primeros y propició su mayor desarrollo y un consecuente control sobre los menos favorecidos. Un factor complementario a este planteamiento sería la utilización de la fuerza para apropiarse y sostener el dominio sobre áreas claves, es decir, el estado de guerra como acelerador de la integración social de los grupos, ya que la necesidad de defensa obligaba a las comunidades a organizarse internamente de una manera más efectiva.

Otros investigadores atribuyen el surgimiento de la civilización al comercio a larga distancia. Proponen la existencia de dos zonas en las tierras bajas mayas mencionadas como "nuclear" y "periférica", respectivamente. La zona nuclear se vio obligada, para mantener su predominio y asegurar los productos básicos de que carecía, a desarrollar productos locales para intercambiarlos por ciertos bienes de lujo, lo que favoreció las transformaciones institucionales.

Consideramos que todas las hipótesis arriba planteadas tienen algo de razón, y de hecho diversas causas debieron provocar el surgimiento de la civilización maya. Tanto influencias externas, como factores de dinámica interna debieron contribuir de alguna forma a la materialización de un complejo cultural de alto nivel.

El Horizonte Clásico se caracteriza por su intensa regionalización, en la cual los grupos que ocuparon prácticamente todo el área comenzaron a desarrollar múltiples rasgos que los diferenciaron de sus vecinos. Esta individualización de la cultura se desarrolló sobre una base de elementos comunes que permite identificar lo maya más allá de las diferencias regionales.

El complejo estela - altar, la bóveda salediza o arco falso y la escritura jeroglífica son algunos de los rasgos, ya mencionados arriba, que nos servirán de indicadores para definir su presencia

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Clásico Temprano

En esta primera tase del periodo Clásico encontramos en Campeche dos fenómenos distintos: por un lado, grupos que han logrado desarrollar rasgos de individualidad; y otros aún en un proceso de diferenciación no muy marcada. Nos estamos refiriendo a poblaciones que desarrollaron el urbanismo a la par de comunidades menos complejas, que cayeron bajo el poder político y económico de las primeras.

El estilo Petén. Desde los primeros siglos de nuestra era, los mayas de las tierras bajas desarrollaron un estilo arquitectónico muy definido. Ello refleja una elevada complejidad social que permitió la individualización de esos grupos. Este hecho, que incluye toda la cultura, se manifiesta muy claramente en los edificios, que presentan como característica principal los grandes basamentos piramidales escalonados con las esquinas remetidas; escalinatas frontales de anchos peldaños, por medio de los cuales se asciende a un templo en la parte superior, que consta de un solo cuarto con un espacio interior muy pequeño debido al espesor de los muros.

El templo generalmente se encuentra coronado por un alto muro, asentado sobre la pared posterior del edificio. Este adorno, llamado crestería, se levanta verticalmente y está decorado con figuras zoomorfas y antropomorfas realizadas en estuco policromo. Los sitios que presentan este estilo suelen contar con edificios dispuestos en plazas bien definidas, existiendo un plan regulador general del sitio, un aglutinamiento ordenado de las estructuras con arquitectura monumental.

Otro rasgo interesante de estos asentamientos es la abundancia de las inscripciones jeroglíficas sobre bloques monolíticos denominados estelas.

El sitio más conocido de esta tradición es Tikal, en Guatemala, donde desde mediados del siglo XX han laborado numerosos investigadores del pasado.

Por lo que toca a Campeche, la arquitectura Petén se encuentra en gran cantidad de ciudades como Calakmul, Nadzca'an, Balamkú, Becán, El Tigre, El Palmar, Edzná y Acanmúl.

Los grupos humanos que se asentaron en Becán iniciaron hacia el siglo III la construcción de un sistema defensivo alrededor de la parte central del sitio. Hoy vemos un foso de casi 2 Km. de largo, que en su época funcional alcanzó una profundidad de 5.5 m, con un ancho promedio de 16 m. Se calcula que fue necesario desalojar un total de 117,607 m' de material, parte del cual se colocó en el borde inferior del foso, formando con él un terraplén cuya altura original debió ser de unos 5 m. El acceso al centro cívico se realizaba a través de siete calzadas que, a manera de puentes, salvaban el foso.

La profundidad total existente desde el fondo del foso hasta la parte superior del terraplén sería de unos 15 m, en promedio, además de que es posible que un cercado de troncos se hubiera colocado encima de este último, aumentando la dificultad de cualquier eventual ataque enemigo. La construcción de este complejo defensivo requirió del trabajo de unos mil hombres durante 350 días.

En el interior del recinto vivían los personajes más importantes, como jefes y sacerdotes, mientras que en el exterior habitaban los campesinos y los artesanos.

La existencia del sistema defensivo de Becán tiene importantes implicaciones sociales y políticas, tanto en un nivel interno como en cuanto a la relación que este sitio tuvo con sus vecinos.

La posibilidad de controlar durante un periodo más o menos largo a un grupo mayor de gente, organizándolo para la construcción de una obra pública de esa magnitud, nos habla de divisiones sociales marcadas, en las cuales existían, por un lado, pequeños grupos dirigentes con una gran capacidad de organización, y que tuvieron a su disposición formas efectivas de control social.

También podemos inferir una densidad demográfica considerable, ya que era posible disponer de mano de obra suficiente para los trabajos defensivos.

¿De quién se querían defender los mayas de Becán?

En primer lugar podemos plantear la existencia de un territorio, es decir, de un área de control sobre la que el sitio tenía influencia directa. Esta área controlada debió ser de considerable extensión, a juzgar por el tamaño de las defensas, conformando una entidad política importante.

Es probable que existiera un estado de beligerancia en el que estuvieron implicados diversos grupos de los que había que defenderse.

En este sentido, hay que pensar en la existencia, al sur, de una gran entidad política, quizá encabezada por Calakmul, con la cual pudo establecerse una competencia. De manera similar, la presencia de Nadzca'an, a unos 40 Km. al poniente de Becán, no debió serle cómoda.

En esta lucha estaría de por medio el control de tierras de cultivo, indispensables en el contexto de gran crecimiento de Becán, en esta época. Recuérdese que muy cerca crecían también otros importantes sitios como Payán, Okolhuitz, Río Bec, Puerto Rico y Manos Rojas.

Otra posibilidad es que la construcción del complejo defensivo estuviera relacionada con la llegada a la zona maya, quizá hacia el año 400 o poco antes, de la influencia del estado más poderoso de Mesoamérica en ese tiempo: Teotihuacán.

En efecto, la presencia de elementos teotihuacanoides se ha detectado de una manera muy clara en sitios como Kaminaljuyú, en las tierras altas de Guatemala y en Tikal, en el corazón del Petén. La influencia en estos sitios se nota de manera directa y definitiva, tanto en la arquitectura como en la cerámica y en diversos elementos culturales. Aunque básicamente esta presencia se diera a través de rutas comerciales, no se descartan presiones políticas de su parte en el área. Puede ser que, entonces, los mayas de Becán hayan necesitado defenderse de presiones llegadas desde el sur, con el trasfondo del elemento teotihuacano.

La cerámica correspondiente al Clásico Temprano, en Becán, se agrupa en dos complejos llamados Chacsik y Sabucán. En el primero se nota una relación con el norte de la península, mientras que el segundo deja ver una creciente "petenización", es decir, un acercamiento al sur. Esto puede reflejar una fuerte dinámica social existente durante el Clásico Temprano, un proceso de constante reajuste político de los grupos en su proceso de individualización.

Edzná. Después del explosivo desarrollo experimentado por este sitio durante el Preclásico Tardío, el Clásico Temprano se nos presenta como un periodo mucho más estable, en el cual el crecimiento fue más lento, aunque sostenido. Los materiales cerámicos nos indican una posible disminución demográfica, con una concentración hacia las partes marginales del sitio.

Gran parte de los esfuerzos realizados por la comunidad seguramen­te estuvieron canalizados a proseguir la construcción del sistema hi­dráulico que, en su momento de máximo funcionamiento, comprendió una entrincada red de canales y depósitos de agua inter­conectados con una cobertura de 330 km2, y un volumen de más de un millón y medio de metros cúbicos de agua.

Este complejo sistema cumplió un doble objetivo: permitió desalojar grandes volúmenes de agua, permitiendo cultivar extensiones de terreno que de otra manera hubieran quedado inundadas la mayor parte del año, además de que almacenó el líquido para aprovecharlo en época de sequía.

Los canales se diseñaron en forma radial y tuvieron como centro la parte monumental del sitio, aprovechando el desnivel natural de esa parte del valle, ya que el área monumental se encuentra en un nivel superior, facilitando el escurrimiento hacia el sur.

Desde el punto de vista económico podemos decir que el sitio conti­nuó participando en un sistema de intercambio con el sur de Campe­che e incluso con el Petén. Durante esta época, la cerámica indica una relación estilística muy estrecha con el sur, dentro de la esfera cerámica Tzakol.

Los estudios líticos indican que la fuente de abastecimiento de la obsidiana era El Chayal, en Guatemala, aunque algunas muestras llegaron desde Pachuca, Hidalgo.

Edificios públicos, como templos o palacios, correspondientes a esta época, son la subestructura del edificio de los Cinco Pisos, la primera etapa del Templo del Norte, la conformación de la Gran Acrópolis y de la Pequeña Acrópolis, el Templo de los Mascarones, el Templo del Sur, el origen de la Estructura 501 y buena parte del conjunto arqui­tectónico de La Vieja Hechicera. ­

El sistema hidráulico, comenzado a construir hacia el Preclásico Tardío, se continuó en el Clásico Temprano y presenta un diseño cuyo centro es la parte monumental del sitio. De alguna manera este sec­tor se consideraba como parte fundamental del esquema de organización interna, por lo que su asociación a los edificios monumentales fue evidente conforme fueron excavándose los inmuebles arriba listados, entre 1986 y 1997.

Dzibilnocac. A diferencia de otros sitios arqueológicos de Campeche, donde los materiales arqueológicos de los siglos III al VII muestran un crecimiento sostenido, en la zona de Dzibilnocac aparentemente hubo una presencia mínima durante ese tiempo; no se ha localizado una actividad arquitectónica correspondiente. La cerámica de esta época parece ser muy escasa.

Esto, desde luego, no significa que la región haya estado deshabitada, sino más bien que no se dieron las condiciones para el desarrollo de un centro cívico, es decir, no había surgido un grupo social capaz de controlar un número grande de personas..

Sin embargo, en otros sitios cercanos, grandes como Itzimté o Santa Rosa Ixtampak, se manifiesta de una manera más clara esta etapa.

En este periodo hubo diversas comunidades en la región; asimismo, se estaban desarrollando entidades sociopolíticas organizadas aunque, de acuerdo con los datos con que contamos hasta la fecha, el proceso de desarrollo no era tan dinámico como más al sur.

Existe la idea, entre algunos investigadores, de que pudo haber un abandono temporal del sitio debido a algún fenómeno natural, quizá una sequía, las cuates aparecen periódicamente aún ahora en la región. Ello habría obligado al traslado de la gente hacia otro lugar. Otra posibilidad es que algún fenómeno cultural, como el ocurrido en Becán, haya interrumpido la actividad arquitectónica y ésta disminuyera.

La costa. Para el Clásico Temprano había múltiples asentamientos sobre la costa, la mayoría correspondientes a pescadores y recolectores de moluscos. Una excepción a esto son los sitios como Aguacatal, en la Laguna de Términos, y Jaina, en la costa norte.

Respecto al primero, sabemos que experimentó un cierto desarrollo, visible en la arquitectura relacionada con la región Honduras-Petén, y que fabricaron una cerámica local muy definida.

Hacia el norte, la Isla de Jaina comenzó a tener importancia cuando se iniciaron los enterramientos que la caracterizan. Aunque los estudios hechos hasta ahora se refieren a los aspectos funerarios (entierros y ofrendas), se tienen datos de estructuras ceremoniales importantes, y hoy sabemos que la población mínima ha sido calculada en unos 3,000 habitantes.

Se ha definido para este periodo una relación entre los sitios costeros, lo que pudo significar la existencia de una ruta comercial que paulatinamente cubrió todo el contorno peninsular.

El panorama general del Clásico Temprano, en Campeche, indicó una disminución de actividad en los sitios. Esta reducción se hizo patente al norte, mientras que al sur pareció ser menos impactante. Ahí se encontraron comunidades altamente individualizadas, que desarrollaron un estilo arquitectónico propio, basado en una tradición cuyo centro se encuentra en el Petén guatemalteco.

A medida que avanzamos hacia el norte, alejándonos de esta región de gran desarrollo, los grupos, aunque integrados en una red de relaciones comerciales, aparecieron aún en formación e, inclusive, experimentaron fenómenos de disminución demográfica no explicados hasta el momento, pero que tienen un carácter regional.

Organización social. La sociedad maya del periodo Clásico Temprano estuvo dividida, teniendo como base a grupos descendientes de un antecesor común, llamados linajes. Estos grupos de parentesco vivían cercanos entre sí y realizaron múltiples trabajos por cooperación.

Cuando varios linajes creían tener un antepasado común, generalmente mítico, se integraban formando un clan. No todos los linajes eran iguales, pues habían algunos que decían ser parientes más cercanos del antepasado mítico, los cuales dominaban a los demás y contrataban la comunidad a partir de los puestos principales, como el de jefe político, sacerdote, comerciante o cabeza del ejército. El resto de los linajes se encontraba en posiciones medias inferiores y desempeñaban actividades como los oficios, la obtención de alimentos, la prestación de servicios, y eran quienes aportaban la mano de obra en las construcciones públicas como templos, palacios, sistemas de control hidráulico, etc.

Durante mucho tiempo se pensó que los mayas del Clásico Temprano eran totalmente pacíficos y dedicados únicamente a adorar a los dioses, que sus disputas eran solucionadas por convencimiento. Pero ahora sabemos que, como casi cualquier sociedad, gran parte del control social interno y de las relaciones con otras entidades políticas eran realizadas sobre la base de la fuerza militar.

Los linajes principales vivían en los edificios más lujosos, muy cerca de los templos y palacios, en la parte central del sitio, mientras que los menos importantes habitaban alrededor de este centro cívico en modestas chozas construidas sobre bajas plataformas de tierra y piedra.

A medida que disminuía la importancia del linaje dentro de la comunidad, su posición respecto a templos y palacios era más alejada, y los materiales de construcción de sus casas disminuían en calidad.

Actividades productivas. Aunque el crecimiento de la población no se detuvo durante los primeros siglos de nuestra era, en el Clásico Temprano aparentemente existían suficientes tierras de cultivo como para sostener este crecimiento demográfico, por lo que la agricultura fue extensiva, es decir, la conocida como "de roza" (que consiste en desmontar una superficie de selva y luego quemarla para poder sembrar en ella).

La producción de esta milpa era buena el primero y el segundo año, pero las intensas lluvias y el monocultivo disminuían rápidamente su fertilidad. A los tres años era necesario trasladarse a otro terreno para volver a desmontar. Esta agricultura requería gran cantidad de tierra para cultivo, además de que propiciaba la dispersión de la gente

La agricultura como actividad productiva básica se complementó, de acuerdo a las condiciones concretas de cada grupo, con la caza y/o la pesca y la recolección de moluscos.

Las peculiares condiciones del suelo calizo que prevalecen en la península y que determinan la ausencia casi total de corrientes superficiales propicia la necesidad de desarrollar sistemas de almacenamiento de agua, además de racionalizar su uso de una manera extrema.

En general, podemos decir que los grupos mayas resolvieron este problema construyendo gran cantidad de depósitos subterráneos llamados "chultunes", los cuales recogían y almacenaban el agua de lluvia. También aprovecharon las aguadas, que son depresiones impermeables naturales que acumulan el agua de lluvia y que muchas veces además fueron provistas de canales, bordes, escaleras, etc. En el norte de la península, los senotes fueron fundamentales para determinar los lugares en que se concentraban los grupos humanos.

Todas estas fuentes de abastecimiento de agua debieron de ser controladas de una manera estricta por los grupos gobernantes, y se distribuyó el vital líquido para actividades consideradas de importancia: consumo humano (alimentos, bebida), construcción de edificios, mantenimiento, riego de huertas domésticas, etc.

El Estado maya. Un fenómeno muy importante durante el Clásico Temprano fue la aparición de la influencia de Teotihuacán en Mesoamérica. En Campeche, esta influencia está muy diluida, y un ejemplo es Qecán, donde encontramos obsidiana procedente de Pachuca y una ofrenda de un vaso teotihuacanoide con varias figurillas antropomorfas con rasgos del centro de México. Más al norte, la influencia teotihuacana no se presentó.

Por otra parte, en el sur del Petén campechano las exploraciones de los noventa, en Calakmul, han registrado varias vasijas teotihuacanoides, en contextos funerarios.

No sabemos si esta presencia en el área maya se redujo a intercambios comerciales o si hubo alguna intención de dominación política, pero es cierto que causó un impacto definitivo dentro de la sociedad maya en general. Según varios investigadores, la introducción de un sistema político estatal entre los mayas se realizó a través de Teotihuacan.

El Estado teotihuacano se considera "primario", es decir, en las condiciones semiáridas del altiplano central la comunidad debió desarrollarlo como una respuesta adaptativa para sobrevivir.

Las tierras tropicales, en cambio, no presentan las condiciones, según algunas hipótesis, para dar lugar al surgimiento "espontáneo" de un Estado. Tal parece que las fuertes lluvias, la temperatura alta y la abundancia de alimentos silvestres como frutos y raíces, retardaron su aparición y los grupos se mantuvieron integrados socialmente a partir del parentesco. Por ello, para algunos, la transformación que sufrió la sociedad maya, que culminó hacia el año 600 d. C., es atribuida a la influencia teotihuacana.

Desde luego que estas transformaciones sociales nunca tienen una sola causa. La sociedad es una estructura muy compleja que recibe influencias múltiples y es poseedora de una gran dinámica interna. Tampoco debemos caer en un determinismo ambiental.

Aunque no podemos demeritar la importancia que haya tenido Teotihuacan como portador de nuevas ideas, debemos considerar que la evolución interna de los linajes mayas tendía hacia su separación, además de que el crecimiento en tamaño y complejidad de las entidades sociopolíticas llevaban el camino de las clases sociales. Seguramente aún sin la presencia teotihuacana, los mayas del Clásico Tardío habrían Llegado a estructurarse como un Estado.

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El nuevo orden: el Horizonte Postclásico (1000-1517 d.C.)

La destrucción de los grandes estados territoriales a fines del Clásico Tardío provocó una transformación total del panorama político. En lo referente al actual estado de Campeche, la actividad se concentró principalmente en las costas, y el interior permaneció marginado de la actividad, aunque no deshabitado.

La mayor parte de los datos pertenecientes al Horizonte Posclásico en Campeche ha llegado a nosotros a partir de las observaciones de los primeros europeos que visitaron el continente. Aunque la objetividad de estos relatos en muchos aspectos es dudosa, la arqueología ha permitido ajustar nuestra de la última etapa de la civilización maya.

A la llegada de los españoles, en el siglo XVI, la península estaba dividida en 16 pequeñas entidades, llamadas en maya cuchcabal y mencionadas como “provincias” por los europeos. La forma de gobierno no era la misma en todas; en algunas regía de manera absoluta un solo jefe, en otras existía una especie de confederaciones de jefes menores que toman las decisiones.

Sabemos que hubo ciertas familias o linajes que llegaron a gobernar de manera absoluta algunas entidades políticas, como Los Canul, los Pech, Los Cocom, Los Xiu, Los Chel y Los Couoh.

Los limites de estos pequeños territorios son precisos, sobre todo al interior. Sus actividades productivas incluyeron la agricultura, la pesca, el tejido, la explotación de la sal, la apicultura y el comercio.

Ninguna de estas entidades llegó a ejercer una hegemonía más allá de su jurisdicción, lo cual beneficio en última instancia a los conquistadores españoles por que no existió una oposición coordinada a su avance.

El sur del actual estado de Campeche estuvo ocupado por grupos no incluidos dentro de estas “provincias” peninsulares (quejaches y maya chontales), pero suficientes datos como para caracterizarlos.

La provincia de Ah Canul. La parte noroeste de Campeche perteneció a la entidad llamada Ah Canul, una de las mayores existentes en la península en el siglo XVI. Ocupada la planicie costera desde Punta K’opte’, en la costa norte de la península, hasta el Río Homtún, no lejos de la ciudad de Campeche, cubriendo unos 145km de costa. Tierra adentro se extendía unos 50 km. Aunque los pueblos conocidos históricamente se encontraron en una faja no mayor de 20 km, de ancho

La mayor parte de esta región posee un clima seco y suelos escasos poco propicios para la agricultura. Son frecuentes las sequías y llegan a ser bastantes severas.

Su nombre se debe a la familia más prominente que la gobernó. Las crónicas de la época de la Conquista nos dicen que llegó a este lugar después de la caída de Mayapán. La palabra Canul que se deriva de can = serpiente y ul = sufijo equivalente a acostarse o tenderse, y que, según las crónicas, los guardianes de las puertas de Mayapán recibían este operativo más bien como título, aunque se patronímico fuera otro.

El gobierno de esta provincia se realiza por medio de una confederación de pueblos, la mayoría de los cuales pertenecía al linaje mencionado. Aunque no tenemos noticias de la existencia de conflictos internos, sabemos que los ubicados en la parte sur tenían una mayor afinidad entre sí que con los del norte. Esta parte que podríamos llamar “Ah Canul del Sur”, comprendía desde Maxcanú hasta Tenabo, y tendría su poblado principal en Calkiní.

Las actividades económicas primordiales,, además de la agricultura, eran la pesca y la recolección de sal. Esta última se llevaba a cabo en las salinas existentes entre Las Descosidas y Laguna Yaltún, y la producción llegó a ser tan importante que para la época colonial se producían anualmente 27, 500 fanegas, lo que equivale a unas 1, 375 toneladas.

Respecto a las pesca, sabemos que un señor Ah Canul tenía canoas en Jaina.

El Códice de Calkiní nos dice que Francisco de Montejo, El Mozo, se le entregaron como tributo maíz, pavos, miel y algodón, en su marcha hacia T’ho. Este último producto llego a tener cierta importancia.

La provincia de Canpech. Al sur de la provincia de Ah Canul se encontraba Canpech, cuyo territorio comprendía desde el Río Homtún, al norte, hasta el actual poblado de Seybaplaya. Su extensión hacia el este es difícil de definir, aunque sabemos que la gente sembraba milpas en el interior.

Esta jurisdicción buenas tierras para el cultivo de maíz y diversos árboles frutales, además de algodón. Se producía también miel y cera. La sal y el pescado fueron el tributo dado a los españoles. El poblado con paredes de bajareque y techo de palma. Se encontraban más bien dispersas y no presentaban una organización interna.

El nombre dado al poblado y a toda la provincia que significa “serpiente” (can) y “garrapata” (pech), parece referirse a un templo de mampostería, construido sobre una plataforma en el que se hallaban varias esculturas, entre las que se incluía una serpiente con una garrapata en la cabeza. Algunos estudiosos afirman que e nombre correcto era “Ah Kin (sacerdote) Pech”, pero la descripción de la escultura, ya mencionada, hace más aceptable la etimología “Serpiente garrapata”.

En cuanto a la densidad de población, si tomamos en cuenta la referencia de tres mil casas para el poblado y utilizamos un promedio de 5 personas en cada una, podríamos aventurar el cálculo de unos 15 mil habitantes, aunque en un censo llevado en 1549 se indican 5 ,985 ciudadanos, incluidos todos los pueblos de la provincia.

La provincia de Chakanpotón. Los límites de esta provincia son conocidos con cierta exactitud hacia el norte (Seybaplaya), mientras que al sur y al este son poco definidos.

Su poblado principal reviste importancia debido a las variadas referencias que las crónicas de él. Lo mencionan como punto de paso de las migraciones itzáes hacia el norte, como por haber sido su hogar durante varios años.

Se dice que Kukulkán, después de fundar y gobernar Mayapán, se detuvo en Champotón en su regreso a México y que para comenzar su vista construyó un templo en el mar como el de ChichénItzá.*

El nombre original de este pueblo fue probablemente Chakanputún o Chakampotón, cuyo significado sería “sabana del putún”.

Putún o Potón es un nombre aplicado a los grupos maya chontal del suroeste de Campeche y noroeste de Tabasco. En el idioma chol “Putún” significa “pacifico”.

El idioma hablado aquí pareció ser un poco ser un poco diferente al maya yucateco. Hacia 1588. Fray Alfonso Ponce mencionó que la gente de Campeche hablaba Campechthan, una ligeramente diferente a la mayathan (maya yucateco) y de la que se hablaba en Tixchel, que es otra más diferente llamada putunthan o chontal.

Este poblado parece remontar su existencia hacia el siglo XII, y para el Xvi estaba por un miembro de la familia Couoh.

Aunque esta población tuvo indudable importancia según las referencia, para 1531 constaba de unas 8 mil casas de piedra con techo de palma, cifra que parece muy exagerada. También sabemos que estuvo rodeada de un muro de piedra y se mencionaba fosos defensivos.

Chakanputún es mencionado como un punto muy importante dentro de las rutas comerciales de la época, tanto la que por la costa recorría toda la península, como la que, siguiendo el Río Champotón, se internaba el corazón de la península.

La pesca también ocupó un renglón importante en la economía, ya que tuvo una flota de dos mil canoas que diariamente salía al mar y, según Diego de Landa, los indis ponían señales en los árboles para mostrar el camino viniendo o yendo de Tabasco a Yucatán.

Señorío de Acalán. Uno de los pocos grupos mayas que resistieron el paso del Clásico Tardío al Posclásico, y aún se beneficiaron con él, fue el de los mayas chontales del noroeste de Tabasco y suroeste de Campeche. En efecto, parece ser que, desde el siglo VII de nuestra era, este grupo aprovechó la posición estratégica de la zona de la Laguna de Términos en los confines de la región maya y, por lo tanto, en el punto donde se reunían los mercaderes que desde el altiplano central traían objetos para intercambio con lo que se producía en las tierras mayas. Lograron paulatinamente controlar las diversas rutas hasta convertirse en verdaderos mercaderes profesionales.

Entre los años 850 y 950 de nuestra era, este pueblo, antes periférico, denominaba parcial o totalmente el norte de tabasco, el sur de Campeche, Cozumel, Bacalar y Chetumal a lo largo de la costa oriental de la península. Además, durante un breve periodo controló buena parte de la cuenca del Río la Pasión, así como la del Río Belice.

Esta intensa actividad comercial y el hecho de estar fuertemente influidos por grupos del centro de México, los ha identificado como los itzáes que en el siglo X, hacia el año910 de nuestra era, se establecieron en la Isla de Cozumel. Cruzaron luego a tierra firme a un lugar llamado Polé, donde avanzaron tierra adentro conquistando varios centros, entre ellos Chichén Itzá, y facilitando la llegada de un segundo grupo que portaba influencias mexicanas, más fuertes y que fue encabezado, según las crónicas coloniales, por Quetzalcóatl-Kukulkán.

El señorío de Acalán es el más conocido de todos los grupos con esta filiación que habitaron la región, hoy aún conocida como “la Chontalpa”.

Según algunos autores, su capital, llamada itzamcanak, se encontraba sobre las márgenes del Río Candelaria, en donde ahora se localiza una importante zona arqueológica como “El Tigre”, a unos 70 km en línea recta desde su desembocadura en la Laguna de Términos. Los españoles que la visitaron, en el siglo XVI, la describieron conformada por 900 o mil casas distribuidas ordenadamente en cuatro secciones o barrios. Aunque sabemos que existieron templos, no son descritos por los cronistas.

La provincia misma era bastante rica y, según se menciona, contenía setenta y cinco poblaciones. El gobierno era ejercido por un jefe absoluto cuyo cargo era hereditario, llegó a ser tan poderoso que su hermano dominaba todo un barrio del poblado de Nito, en Guatemala, en donde los putunes de Acalán tenían fuertes intereses comerciales.

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